Fuimos y me regresó el latido.
De noche sembraba un bolero y amanecían arañas bailando en mi espalda un cuentos quitamiedos. Nubes rojas bañaban las sabanas mientras nacíamos.
Desaparecías. Corría. Nos perdimos
El nido se hace agua, abono para la tierra que somos: tierra mojada después que caímos de nuestra tormenta.
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